Día cero de Nelson Mandela Bay

Después de una gestión desastrosa, ¿está paralizado el gobierno local?

Según informa el Daily Maverick, Traverse Le Goff, concejal del partido Democratic Alliance del Ayuntamiento de Ciudad del Cabo y miembro del Comité de Cartera de Planificación y Resiliencia Futura del consistorio, ha declarado que es obvio que hay una crisis y que hay que tomar medidas inmediatamente para solucionarla.

El IPCC ha confirmado que la región del sur de África se está calentando el doble que la media mundial y todo apunta a que sufrirá los efectos del cambio climático antes y de forma más acusada que muchas otras partes del planeta.

Esto ya se ha hecho evidente en fenómenos climáticos más extremos, como las inundaciones de KwaZulu Natal a principios de este año.

Allí comparan la situación con la de Ciudad del Cabo, y señalan que «la capacidad de respuesta del gobierno local fue lo que marcó la diferencia: estaba preparado, de acuerdo con los indicios que tenía, para tomar decisiones difíciles e impopulares con el fin de prevenir el inminente desastre».

Pero el Ayuntamiento de Ciudad del Cabo tardó mucho en poner en marcha las medidas necesarias para evitar la crisis. La crisis podría haberse previsto y se habrían podido tomar las medidas necesarias mucho antes de que el nivel de las presas bajara tanto.

Parece que la verdadera causa del problema es la psicología humana.

En una crisis simplificamos los mensajes, nos aferramos a las creencias actuales, buscamos otras informaciones y opiniones y nos creemos lo primero que nos dicen. Es una situación que nos provoca incertidumbre, miedo, ansiedad, temor, desesperanza e impotencia, y nos deja sumidos en la negación. Es lógico que la gente no tome las medidas más adecuadas con rapidez.

La pregunta es: ¿podrían ser los habitantes de Nelson Mandela Bay el primer ejemplo importante de población sudafricana que se ve desplazada y busca refugio en su propio país por culpa del clima, tras el fracaso y la parálisis del gobierno local?

Muy posiblemente.

Mientras tanto, la salvación podría consistir en copiar lo que hizo Ciudad del Cabo: determinar claramente cuándo se agotará el agua y activar la cuenta atrás; restringir el consumo de agua; acelerar la detección y reparación de fugas; e instalar una solución de gestión avanzada de la presión de i2O en toda la red para reducir las presiones sin cortar el suministro.