El agua como arma

Irpin, un barrio de las afueras de Kiev, la capital de Ucrania, lleva tres días sin electricidad, agua ni calefacción.  Hay noticias que hablan de vecinos interviniendo los sistemas de calefacción central para acceder al agua de estos.  El derecho internacional humanitario estipula que los asedios solo pueden dirigirse exclusivamente contra las fuerzas armadas del enemigo.

Hace siete años, Ucrania construyó una presa en el canal de Crimea del Norte, cortando el suministro de casi el 90 % del agua dulce de la región.  Esto se vio agravado por los problemas habituales en todo el mundo de falta de inversión en infraestructuras y por la mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos: altas temperaturas y una grave sequía en 2020.  A consecuencia de ello, los campos se secaron y se inició el racionamiento de agua en la capital, Simferopol, entre otros lugares.

Esta crisis del agua no fue el único problema de Crimea.  El programa de nacionalización y las sanciones anteriores habían causadoproblemas económicos a los habitantes.  Por lo tanto, la invasión de Ucrania por parte de Putin puede haber sido, en parte, un intento de resolver los problemas de los territorios que Rusia ya se había anexionado.

La invasión rusa de Ucrania es un acto de guerra totalmente inaceptable e injustificable.