Escasez y fugas de agua

Aanandita Sikka señala que, en la mayoría de los casos, las crisis del agua tienen poco que ver con la escasez de agua y mucho más con factores sociales, políticos y técnicos.

Pone de ejemplo Shimla, una ciudad de la India con 170 000 habitantes situada en las laderas del Himalaya.

Por su situación geográfica, esta ciudad depende del deshielo para proveerse de agua. Pero, en mayo de 2018, la escasez de nieve provocó una crisis. La ciudad solo podía suministrar entre 18 y 20 MLD de agua a la semana, cuando la demanda normalmente sería de 45 MLD.

Para solucionarlo, diseñaron un proyecto que complementaría el suministro con otra fuente de agua: el río Sutlej. Esto disparó el coste de la producción de agua en un 220 % por el aumento de los costes energéticos para bombear el agua hasta Shimla. No se tuvo en cuenta la solvencia de pago y la totalidad de los costes se repercutieron a los clientes.

Sikka afirma que los niveles de fugas rondan el 50 %, que se invierte poco en infraestructuras de agua y que se pierde un caudal importante debido a la mala calidad del agua.

En un contexto climático global tan complicado como el actual, recomienda concentrarse en solucionar las fugas antes de agotar otras fuentes de suministro.