La ayuda que viene del cielo

Con un suministro de agua cada vez más limitado, nos llegan nuevas ideas del cielo.

La plataforma OpenET pondrá a disposición de agricultores, terratenientes y compañías del agua de todo el oeste de los Estados Unidos datos de evapotranspiración procedentes  de diferentes satélites y estaciones meteorológicas.

Un nuevo proyecto utilizará datos de satélites para identificar los recursos hídricos de Afganistán y desarrollar nuevas tecnologías para purificar el agua potable.

Este proyecto se financiará con fondos de cooperación exterior procedentes de Dinamarca.  El presupuesto danés para el desarrollo de Afganistán asciende a unos 100 millones de dólares anuales.

Encontrar agua no es fácil en una zona en conflicto con una infraestructura deficiente, obstáculos políticos y desastres naturales.  Y como casi toda el agua de Afganistán contiene demasiada sal y arsénico, su tratamiento no es sencillo.

Gracias al análisis de las imágenes satelitales, no será necesario desplazarse hasta zonas remotas y peligrosas.

En el lejano Himalaya, una institución india, el National Centre for Polar and Ocean Research, está llevando a cabo un proyecto para estudiar el clima de la región.

Su objetivo es medir la profundidad de los glaciares para evaluar su volumen y calcular el agua que contienen.

Mediante tecnologías de radar de los Estados Unidos y el Reino Unido se emitirán señales de microondas desde un helicóptero para penetrar en el hielo y llegar a las rocas. Estas señales se reflejarán en las rocas y ayudarán a calcular la profundidad, que es algo que no se puede saber mediante las imágenes por satélite. ​

La detección de fugas por satélite se está utilizando como complemento de las herramientas analíticas de detección de fugas (tradicionales y de nueva aparición).

Utiliza un algoritmo para analizar imágenes de satélite de grandes extensiones tomadas con sensores de radar de apertura sintética en banda L, capaces de penetrar en los primeros metros de la tierra tanto de día como de noche y con el cielo nublado o despejado.

Esta tecnología se ha adaptado a partir de la búsqueda de agua en otros planetas.

Aunque no llueva en el sentido literal del término, la «lluvia de radares» también ayuda.