Las piedras del hambre

«Si me ves, llora».

Según la Wikipedia, una piedra del hambre (en alemán: Hungerstein) es un tipo de marcador del nivel de las aguas (hito hidrológico) común en Europa Central. Son piedras situadas en el cauce de los ríos, la mayoría en el río Elba, para marcar el nivel del agua como una advertencia de sequías históricas y posteriores catástrofes. Algunas están marcadas con fechas: por ejemplo, 1666 en Těchlovice nad Labem, cerca de Děčín; otras, con mensajes: por ejemplo, Wenn du mich siehst, dann weine («Si me ves, llora») en la propia Děčín.

Las piedras y sus marcas han vuelto a hacerse visibles este año por la importante sequía que ha azotado Europa.

Dejando a un lado las medidas que deben tomarse para reducir el riesgo de sequía, ¿cuál es la mejor manera de evitar las lágrimas?

Optimización y resiliencia. En pocas palabras, hacer todo lo posible para evitar o prevenir una catástrofe.

Para ello, son esenciales la supervisión y el control, o los «sensores y accionadores», como dicen en un artículo sobre aguas residuales del Foro Económico Mundial.

Hay que evaluar el estado de la red, conocer sus patrones, identificar las oportunidades de optimización y disponer de una forma rentable de introducir cambios. Ejemplos de esto último son el control remoto y la automatización, ya que el coste de la mano de obra, los vehículos y el combustible puede ser prohibitivo.

Los sensores de presión y caudal de i2O y los sensores acústicos Echologics pueden supervisar la red; y el sistema de gestión avanzado de la presión de i2O cuenta con control remoto y optimización automática de la presión.

Si se ponen en marcha estas medidas antes de que llegue la sequía, en el futuro las piedras del hambre marcarán los niveles bajos, pero no las catástrofes.

 

Fotografía de una piedra del hambre en Děčín, bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 3.0 Alemania (CC BY-SA 3.0 DE).