¿Una sequía de nivel 1 no es una crisis del agua?

Próximamente Estados Unidos declarará su primera sequía de «nivel 1».

El Plan de Contingencia para Sequías, al que hicimos alusión en enero de 2019, claramente no ha funcionado.

En diciembre de 2019 ya vaticinábamos que EE. UU. no está afrontando la crisis del agua en toda su magnitud.

Y ahora el nivel de agua del lago Mead, el mayor embalse de EE. UU. por volumen, está en mínimos históricos —solo al 37 % de su capacidad— y sigue bajando.

Declarar una sequía de nivel 1 significará que, a partir del año que viene, se recortará la cantidad de agua que se envíe a los estados de Nevada y Arizona desde el río Colorado, así como la parte destinada a México.

Se deberían haber tomado medidas mucho antes para mantener el suministro, y aún se pueden tomar. Entre ellas, la obligación de las compañías del agua de reducir las pérdidas de agua (las «fugas», como se denominan en el sector), y un plan a largo plazo para reducir el consumo de agua de los electrodomésticos, la industria y la agricultura.

Esperar hasta que se desate la crisis es un error. Las crisis pueden provocar muertes por protestas o la escasez de aguaconflictos regionales y problemas de migración de la población. ¿Va a permanecer impasible Estados Unidos hasta que se desencadenen estos problemas?

i2O ofrece soluciones que monitorean y reducen la sobrepresión en las redes de distribución de agua y minimizan las pérdidas. Y Echologics ofrece soluciones económicas para detectar fugas y evaluar el estado de las tuberías.